Se fue Octubre y nos quedamos agotados

Abril es el mes más cruel dice el poeta Elliot, pero creo que podríamos trasladar la frase a Octubre porque a penas se acaba de ir el mes y el agotamiento de la Feria del Libro ya cobra secuelas, saludables, por supuesto.
El Garaje de libros estuvo ahí, en el mismo stand de La casa morada, que es solo su hermana mayor, aunque ahora sí vale preguntarse qué fue primero El huevo o la Gallina, y no sé, tal vez el Garaje sea más viejito, aunque no haya tenido ese mismo nombre.
Durante los ocho días de Feria vimos a un montón de personajes desde los Internacionales Panero y Bellattin, Hernández y Melchy, hasta a los locales que deambularon alguna vez por los pabellones del MAAC, como Velasco Mackenzie que se sentó en la silla del Garaje para leer un rato, o Carlos Eduardo Jaramillo que pasó varias veces por nuestra exhibición de libros usados, y Mario Campaña que preguntó a la pasada en dónde podía conseguir un vaso de Whiskey. A ellos no les pude tomar una foto pero sí, a estos que aparecen acá abajo, el tarotista Mauricio, Hernández Montecinos, Andrés Villalba, y....


La sorpresa de las ventas no fue la cantidad sino las elecciones. Puedo decir que no quedó un ejemplar de Demonia Factory por el que los seguidores preguntaron varias veces, siempre como ¿Tiene el libro del poeta maldito? No sé si esto complacerá a Ernesto Carrión, pero después yo misma lo ofrecía, como nuestro poeta maldito, además cuando caía la noche y el tipo aparecía en el recinto ferial, acompañado de Tuami, no cabía duda que parecía un poeta maldito.
Otro libro que se vendió, de autora nacional, fue Delirio Demente de Xiomara España, seguido por Fulgor de la derrota de Ángel Emilio Hidalgo. De la misma manera ocurrió con On Display de María Fernanda Passaguay y supongo que con las Balas Perdidas de Solange Rodríguez, porque una mañana llegué y no quedaba ninguno de los tres ejemplares que tenía. Espero que Dracowoman llegue de Colombia y me corrobore si por alguna de esas cosas de la vida, ella tomó algún ejemplar, para algún amigo escritor. Cruzo los dedos porque así sea...

El segundo lugar grupal de ventas lo obtuvieron los libros viejos, los usados, esos que todo el mundo pasaba mirando con curiosidad y que luego regresaba para comprar a dos y tres dólares.
Por último no podía faltar la trilogía Milenium de Largson, Dublinesca de Vila Matas, los de Mario Vargas Llosa, y los infantiles Roald Dahl.
Por primera vez, el libro usado y de saldo, ocupó un lugar importante en una feria de libros que tuvo muchos aspectos positivos. 
Me hubiera gustado cerrar el último día al final, pero el apagón nos sacó a todos corriendo.

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